El enfrentamiento físico entre dos facciones del Sindicato Mexicano de Electricistas del pasado miércoles es sólo la punta del iceberg de una gran disputa por el manejo de los cinco mil millones de pesos que representa el patrimonio de la organización.
El Contrato Colectivo de Trabajo entre el SME y Luz y Fuerza del Centro expira el próximo 16 de marzo, con lo que terminará toda relación laboral en general.
Sin embargo, el SME tiene personalidad jurídica propia y un patrimonio integrado por bienes muebles e inmuebles y recursos económicos calculado en cinco mil millones de pesos.
El deportivo ubicado en Villa Coapa tiene un valor de mil 200 millones de pesos; la nueva sede del SME, que incluye el gimnasio que inauguró Martín Esparza apenas unos días antes de que fuera desconocido como secretario general, está valuada en 380 millones de pesos.
El SME tiene además el edificio antiguo de la calle de Antonio Caso, en donde incluso hay un mural de Siqueiros, deportivos en Hidalgo y Morelos, una escuela técnica y una clínica, entre otros bienes.
Se desconoce cuánto dinero hay en las cuentas bancarias del SME, pero tan sólo por concepto de cuotas el sindicato recibía cada semana depósitos por aproximadamente seis millones y medio de pesos.
Es este jugoso patrimonio lo que tiene nerviosos a Martín Esparza y a su grupo político, pues mientras no tengan el reconocimiento oficial como dirigentes no pueden disponer de los recursos.
Tras la anulación de las elecciones internas, Esparza convocó a nuevos comicios durante una asamblea realizada el pasado 15 de diciembre.
Pero el disidente Alejandro Muñoz decidió no participar en esas nuevas elecciones —para las cuales aún no hay fecha— y calificó la convocatoria de ilegal, debido a que Martín Esparza no tiene personalidad jurídica y a que durante la asamblea no se reunió el quórum reglamentario.
Alejandro Muñoz se inclina por iniciar un proceso de disolución legal del SME y que los bienes sean rematados para que el dinero se reparta entre todos los integrantes de la organización.
Un reparto de este tipo beneficiaría a los ex trabajadores de LyFC que ya cobraron su liquidación, pues, aunque dieron por terminada su relación con la empresa, no han dejado de pertenecer al SME.
En cambio, Martín Esparza le apuesta a que se realicen nuevas elecciones con la condición de que sólo participen en ellas quienes no han cobrado su liquidación.
De llevarse a cabo comicios sólo con esta minoría, Martín Esparza se convertiría fácilmente en el nuevo secretario general del SME y podría tomar decisiones sobre el patrimonio mediante asambleas amañadas, a las que cada vez acuden menos agremiados.
Qué importantes pueden ser esos cinco mil millones de pesos en la ruta del 2012 para quienes respaldan políticamente a Martín Esparza.
¿Será por eso que el pasado miércoles la policía del Distrito Federal se mantuvo como mera expectadora de los actos violentos de los seguidores de Esparza que incluyeron daños severos a 14 automóviles? Es pregunta.
Por cierto, dice la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal que investigará esos hechos violentos. La omisión es un delito. ¿Actuará la Procuraduría en contra de los policías que observaron a pocos metros de distancia cómo eran destruidos los cristales de los automóviles sin intervenir? También es pregunta.
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