(Segunda y última parte)
imendoza@periodista1.com
Lunes, 1 de Febrero de 2010
El que el SUTERM haya ignorado el pacto que se firmó el 15 de mayo de 1985 con el SME, para no invadir zonas de trabajo, se debe a que por parte de los ex trabajadores de Luz y Fuerza su líder, Martín Esparza, carece de representatividad ante las autoridades y no tiene el coraje para enfrentar a Víctor Fuentes del Villar y exigirle que respete ese convenio.
El asesor del PT en San Lázaro lleva a los sindicalistas a un callejón sin salida. A la base jamás le avisó de sus encuentros con Felipe Calderón en el que se le advirtió de la extinción de Luz y Fuerza del Centro que se concretó el 11 de octubre de 2009. Ahora muestra una ignorancia plena de la historia del SME al no recordar que el convenio firmado era para garantizar las fuentes de trabajo de ambos sindicatos.
El líder sindical no reconocido por el Gobierno Federal prefiere protagonizar zafarranchos contra su disidencia, encabezada por Alejandro Muñoz, pero no ha sido capaz, en los tres meses de conflicto de gritar consignas contra Víctor Fuentes del Villar.
Para que entre el SUTERM a la zona centro del país a realizar las operaciones debió haber firmado un nuevo convenio para revocar el de 1985 que a lo largo de 223 fojas le dan cuerpo a ese acuerdo. Pero en él no se consideró la extinción.Según con el convenio que firmaron hace 25 años, "quedan sin efecto, en lo que se opongan, los pactos colectivos celebrados con anterioridad, así como cualesquier otros documentos, sólo en lo que contraríen las estipulaciones del presente".
La poca solidaridad de Fuentes hacia el SME es evidente. Y Martín Esparza tampoco ha hecho pronunciamientos respecto al SUTERM. El silencio de ambas partes deja abierta la posibilidad a que exista un complot contra la base de trabajadores.
Y es que SUTERM y SME convinieron en 1985 en que corresponde a los trabajadores del SME como lugares de trabajo:
a) Las centrales generadoras, las líneas de transmisión procedentes de aquellas en las longitudes y trazos existentes que operan actualmente las compañías, así como los edificios destinados a oficinas y los bienes e instalaciones que se encuentran en circunstancias análogas, acerca de los que no han surgido conflictos entre las partes y que se ubiquen dentro o fuera de "la zona".
b) Dentro de "la zona" las diversas instalaciones y servicios de apoyo existentes a la fecha, que específicamente se indican en los anexos del presente, con las salvedades que también se consignan en los mismos.
c) Dentro de la repetida "zona", todas las líneas de subtransmisión, las subestaciones de distribución, todas las redes de baja tensión; así como los alimentadores para dar servicio de alta tensión.
El objetivo de Martín Esparza ha sido el fortalecer un proyecto político-personal de largo plazo. Los argumentos para reforzar la defensa están a la vista. Pero si no es capaz de recurrir a los antecedentes que le dieron acomodo al SME hace 25 años es por una falta de interés.
Hacerse de lado y dejar que el SUTERM monopolice el trabajo de los electricistas es una señal negativa para los agremiados y seguidores de Esparza. De nueva cuenta está arrinconado y deja ver que la dirigencia del SME le quedó grande.
Este es el dirigente que guarda expedientes que servirían para defender al reducido grupo de simpatizantes, y que se ostenta como asesor en materia energética de la bancada del PT en San Lázaro.
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